Uno de los temas más comunes y controversial es la aplicación de ácido hialurónico en los pómulos, debido al rechazo del aspecto exagerado que se pueda provocar al infiltrarlos, sin embargo existen alternativas para tener resultados naturales y sutiles; donde aparece la reabsorción de hueso y de grasa, aplicado correctamente podemos ayudar a sostener la estructura del rostro.
Existen diferentes técnicas para la aplicación de ácido hialurónico en el pómulo, es importante que el experto analice: la forma del rostro del paciente, el objetivo del tratamiento (refrescar o embellecer), si se realizará para mejorar la apariencia de un rostro femenino o masculino, así como el grado de flacidez o descolgamiento que se presente, el diagnóstico debe ser totalmente personalizado para que se defina la técnica correcta y la densidad de ácido hialurónico adecuado.
Despúes de realizar el diagnóstico, el experto procede a la aplicación del ácido hialurónico a través de una cánula flexible, que evita molestias, por debajo de los músculos, para incrementar el volumen del pómulo.
El objetivo de tener un diagnóstico certero es equilibrar las facciones para que la apariencia del rostro sea totalmente natural, evitando que se deforme y llegue a ser desagradable o exagerado.
Para tener resultados en un tratamiento de ácido hialurónico en surcos nasogenianos, es de suma importancia que la aplicación en pómulo sea correcta, pues son dos zonas que se complementan y por ende se deben de tratar de forma integral para lograr un aspecto natural.
La apariencia se ve mejorada de manera inmediata después de su aplicación, pero la mejor versión se logra después de algunos días, cuando se desvanecie el edema y hematomas provocados por la manipulación del rostro en el procedimiento, si llegaran a aparecer.