Carboxiterapia. La infiltración controlada de dióxido de carbono (CO₂) mejora la oxigenación de los tejidos, ofreciendo beneficios terapéuticos y estéticos:
Mejora de la microcirculación. Incrementa el flujo sanguíneo y linfático, favoreciendo el transporte de nutrientes y oxígeno.
Reducción de fibrosis. Ideal para pacientes postquirúrgicos, ayuda a descomponer la fibrosis en las zonas afectadas.
Disminución de celulitis. Actúa sobre las células grasa, disminuyendo su volumen y mejorando la apariencia de la piel.
Eliminación de toxinas. Estimula el metabolismo celular y ayuda a la eliminación de desechos acumulados en los tejidos.
Ultrasonido Terapéutico. El ultrasonido de baja frecuencia complementa la acción de la carboxiterapia:
Lipólisis localizada. Ayuda a disolver los depósitos de grasa en áreas específicas, facilitando su eliminación natural.
Mejora en la textura de la piel. Estimula la regeneración celular, igualando el tono y reduciendo irregularidades.
Reducción de retención de líquidos. Promueve la circulación linfática y alivia la inflamación de los tejidos.
Estimulación del colágeno. Refuerza la estructura cutánea, mejorando la firmeza y el aspecto general de la piel.
Aceleración de la recuperación postquirúrgica. Reduce la inflamación y el dolor, favoreciendo una cicatrización más rápida y saludable.