El ácido hialurónico aplicado en las ojeras rellena la zona de hundimiento y se integra con el colágeno que el cuerpo produce, haciendo que sean menos visibles, mejorando notablemente el aspecto de la zona tratada.
Se realiza un diagnóstico del rostro y particularmente del tercio medio superior analizando la condición de la piel y la estructura del rostro para definir la cantidad y densidad de ácido hialurónico, así como la capa dérmica en donde se deberá aplicar el tratamiento.
El resultado será aspecto más fresco y descansado del rostro.